jueves, 29 de marzo de 2018

Anthony Hopkins


Hopkins es ese actor que todos conocen y respetan. Es ese que miras y te provoca arrodillarte enseguida. Es el actor que merece un aplauso de pie mientras le regalan flores y le avientan dólares.

Anthony Hopkins trabajó como actor por primera vez en 1960 haciendo papeles comunes en obras de teatro. Cualquiera puede ser actor de teatro con previa preparación, sin embargo, su presencia escénica era única. Años después subió algunos escalones y apareció en televisión y en producciones fílmicas.

Quizá la gente pueda identificar a Hopkins gracias a su participación en la mítica adaptación al cine de The Silence of the Lambs en el cual dio vida al famoso sádico sediento de sangre: Hannibal Lecter.
    Su participación en dicha película lo llevó a ganar el Oscar a mejor actor en 1992.



Sus habilidades no se limitan a la actuación.

El señor Hopkins es pintor; es el autor de obras, en su mayoría abstractas, que demuestran un gran talento en cuanto a colores y composición.


Steelworkers
Sus pinturas gritan locura. Sus rostros de ojos energéticos nos demuestran la soledad. Combina colores sacados de los ochenta que al mismo tiempo pertenecen a algún lugar de lo bizarro.

Malibu
Principessa
El legado de este hombre no acaba.

Antes de ser un actor, Anthony Hopkins fue un ávido compositor musical. No se conoce mucho de su obra, pero hoy día podemos deleitarnos con un vals llamado And the Waltz Goes On, creación de nada más y nada menos que del señor Hopkins.


André Rieu antes de interpretar el vals de Hopkins (youtube.com)
La composición fue tocada en vivo por primera vez en el año 2011 a cargo de André Rieu, un conocido director de orquesta. Acceda aquí para escuchar el vals.

El señor Hopkins será recordado, de eso no hay duda.

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