El no respetar las reglas lingüísticas de una lengua
conlleva en muchas ocasiones a ser objeto de burlas y menosprecio. Cada vez que se comete un error
ortográfico la gente señala con el dedo más largo aquello que, a ojos de
muchos, es el simple resultado de una supuesta ignorancia, de un hecho tan
tangible que denota 'falta de educación.'
Por supuesto que las lenguas están ahí para
destrozarse y usarse como uno quiera. Somos seres que disfrutamos de ir en
contra del viento y hacer lo que más nos convenga. Aplica para todo, incluso
para cualquier idioma que uno hable.
Esto no es algo reprobable. Es la mera evidencia de
nuestra diversidad. Es lo que somos y lo demostramos de la mejor forma. Pero
¿hasta dónde es permisible? ¿Existe un límite para transgredir y deformar a la lengua?
Tal vez sí. Existe un abstracto balance que deja ver
lo aceptable, lo malo y lo imposible dentro de las posibilidades de utilizar el lenguaje. Supongamos que alguien dice lo siguiente:
'perdón, ¿qué dijistes?' Cualquiera
pondría toda su atención a esa molesta 's' al final de la pregunta. Sin
embargo, la gente continúa cometiendo este error. Los obstinados de la
ortografía señalarán siempre este tipo de problema y harán todo lo posible por
corregirlo. Si lo pensamos bien, es algo que no puede hacerse tan fácil. Cambiar
una costumbre lingüística de tal calibre requiere de tiempo.
El tratar de comprender el origen de palabras como dijistes, comistes, escuchastes, etc, es
una tarea complicada. Por otro lado, existe una hipótesis que podría resolver esta incógnita. Estoy consciente de que otras personas ya habrán dicho lo que leerá, por lo que es probable que usted ya sepa de lo que estoy hablando.
Se sabe que el idioma español es rico en vocabulario, expresiones y tiempos verbales. Existe en este último un tiempo llamado pretérito perfecto simple. Centrándose en la segunda persona del plural (vosotros) y utilizando como ejemplo el verbo comer la conjugación correcta es 'comisteis'.
Se sabe que el idioma español es rico en vocabulario, expresiones y tiempos verbales. Existe en este último un tiempo llamado pretérito perfecto simple. Centrándose en la segunda persona del plural (vosotros) y utilizando como ejemplo el verbo comer la conjugación correcta es 'comisteis'.
La palabra comiste
se encuentra en la conjugación del pretérito simple de la segunda persona del
singular (tú). Es menester decir que este ejemplo sucede en la mayoría del español hablado
en América Latina ya que el pretérito perfecto simple de la segunda persona del
plural (ustedes) es diferente en algunos territorios. Tomando el ejemplo
anterior, la versión de Latinoamérica es: comieron.
No soy experto en estos temas, pero podría decir que la gente ha sido responsable de
este conflicto socio-lingüístico. La palabra comistes
es similar a 'comisteis'. ¿Es posible que esta última haya interferido de
alguna forma en la otra? Sin duda es difícil comprobarlo. Tendríamos que viajar
en el tiempo y hacer estudios exhaustivos de años de duración. O simplemente se
podría decir que el lenguaje está en constante evolución gracias a la misma gente.
Lo que es cierto es que la gente es dueña del lenguaje;
se le ha heredado. Estamos inmersos en una sociedad cosmopolita. Somos
diferentes del uno al otro y de ciudad a ciudad. El resultado de nuestra
cultura es el lenguaje que hablamos. Sin embargo, yo estoy en contra de toda transformación
absurda del lenguaje. Nunca más diré comistes,
ni mucho menos escuchastes. Es
importante saber que aprender a hablar y escribir ‘correctamente’ es tarea de cada uno.