Soy de los primeros en opinar que los idiomas están
ahí para transformarse. El ser humano es dueño de los idiomas por lo que uno
puede usarlos a su gusto; o sea, es capaz de modificarlos y hacer que
evolucionen. Al final, los idiomas hablados hoy día son producto de décadas de
uso. Por ejemplo, el español que usted y yo hablamos no era igual hace 500
años. Se ha agregado vocabulario, cambiado reglas gramaticales y modificado el
uso de las letras en las palabras. Todo ello y más es producto de la cultura
cambiante entre otros factores no menos relevantes.
Sin embargo, que seamos dueños de los idiomas no nos otorga
el derecho de arruinarlos y destrozarlos. Como aquella moda de reemplazar
las letras o y a por una e para poder crear palabras anti-sexistas como "todes" y promover el
llamado lenguaje inclusivo. No hablaré más de esta modificación, sin embargo,
diré que su uso es inútil y poco rentable para la equidad de género.
En esta entrada me preocupa mucho más reflexionar
sobre un problema contemporáneo del lenguaje que tal parece ha pasado desapercibido
por todo mundo (y aquí no quiero sentirme especial, sé que no soy el único que
lo ha detectado).
Hablo del mal uso que se le ha dado a la palabra
teoría. El fenómeno se explica con facilidad; teoría es para algunos una suposición,
una simple hipótesis, una idea que pretende explicar conjeturas.
Este problema está, en su mayoría, presente en las diversas
explicaciones que usuarios del internet crean para hablar sobre posibilidades y
creencias basadas en sus opiniones. Hay quienes creen en las “teorías”
conspirativas. Los hay quienes crean “teorías” de lo que una famosa serie puede
ofrecer en su próxima temporada. Incluso hay quienes explican con todo lujo de
detalle “teorías” que pretenden explicar secretos elaborados de alguna
situación del mundo del entretenimiento.
¿Quién no ha escuchado al youtuber famosillo hablar sobre
“teorías Disney” o sobre “teorías de conspiración” que el pentágono o la NASA
ocultan?
El verdadero problema aquí es que su mal uso se ha
extendido. Su definición se ha modificado y poco a poco se ha adentrado en
nuestras mentes dándole un uso inadecuado.
En un mundo donde la ciencia parece exclusiva para los
científicos, personas comunes y corrientes se desinteresan por términos como
teoría y no hacen un esfuerzo por investigar sobre su propio lenguaje. Basta
con escribir la palabra “teorías” en el buscador de YouTube y mirar los
resultados.
En sí, la palabra teoría, como definición básica, es
un conjunto de ideas formales que pretende explicar un fenómeno. Antes de la
teoría viene la hipótesis. De hecho, una hipótesis no puede ser una teoría sin pasar
antes por experimentos y una serie de análisis. Es por eso que, por ejemplo, la
teoría del Big Bang (no la famosa serie) no puede ser probada del todo, por eso es una
teoría. Sin embargo, es una teoría aceptada que pretende explicar el origen del
universo.
El uso inadecuado de esta palabra es, en mi opinión,
una gran confusión. Sin embargo, ciertos diccionarios online pretender darle
aquella definición por lo que su uso incorrecto se acepta. De hecho, el mal uso
que se le ha dado a dicha palabra contradice por completo su definición primaria,
por lo que es incoherente pretender usar la palabra como una suposición o una
hipótesis.
Supongo que esta palabra continuaría en nuestro vocabulario.
Es triste, pues estamos modificando el lenguaje a base de errores, confusiones e
incoherencias. De hecho, la palabra teoría ha ganado una reputación como
palabra importante, enigmática y elegante. Dándole a su usuario aires de
profesional.
Además, esta palabra es mucho más atractiva que otras,
por ejemplo, es mejor decir: “teoría de conspiración OVNI” que “hipótesis de
conspiración OVNI”. Hipótesis suena muy técnico y aburrido, ¿no?
Link de interés: https://www.promegaconnections.com/a-scientists-rant-about-the-word-theory/
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